DIARIO DE CAMPO
POR
Ana Ruth Arenas Caro.
Docente
INSTITUCION EDUCATIVA PEDRO NEL OSPINA
SEDE: EMILIANA PEREZ
Grado. Tercero uno
2018
Durante este año he tenido experiencias muy significativas, una de ellas y que me ha dejado muy satisfecha es la EDUCACIÓN CON AMOR Y RESPETO.
Es muy claro que aquel tiempo donde los
maestros llegaban al aula de clase
haciendo mala cara, mirando los alumnos por encima del hombro como
diciéndoles " yo soy más que ustedes”
Y yo soy el que doy las órdenes aquí,
ustedes simplemente obedecen. Este tiempo se acabó, pues, nuestros
estudiantes entre mejor se les trate, mejor responden.
Este año con el grado tercero 1, me
di a la tarea de educar con respeto y amor.
Los resultados han sido muy buenos, pues,
desde el primer día le dije a los niños que no me gustaba gritarlos,
estarles llamando la atención a los gritos, esto es muy desgastante
porque se cae en un juego, yo grito, ellos gritan más duro y es el que más suba
la vos y a la final se convierte en un desorden peor. Mi actitud cuando
hay varios hablando al mismo tiempo, es: mirarlos fijamente en silencio y ya
ellos se quedan callados y así, ya puedo hablar y explicar o exponer las
actividades a realizar.
Procuro tratar mis niños por igual a
todos, valorarlos y valorarles lo poco o lo mucho que hagan.
Les hablo mucho sobre el respeto
mutuo, aprender a escucharse mutuamente, dejándoles muy
claro que el otro o la otra son personas iguales a mí, que tenemos
sentimientos, que tenemos dificultades y que merecemos mucho respeto.
Si un niño tiene una dificultad con
un compañero lo llamo aparte y le hago ver el error que cometió, pero no
señalando ni gritándole; si no desde la parte positiva, siempre enalteciendo
las cosas buenas que ha hecho el niño y luego le digo lo negativo
que hizo, sin levantarle la voz, al contrario le hablo muy calmada, con
ternura. El niño o la niña inmediatamente me dice si profe lo que hice no está
bien, procurare no volverlo a hacer y sin mandarlo busca al compañero o
‘compañera con el cual tuvo la dificultad y le piden disculpas.
Es notorio el ambiente agradable que se
respira en el aula de clase, pues, los niños han cambiado su actitud, en
especial aquellos niños que tenían constantemente dificultades; hasta en el
descanso se nota el cambio en estos niños.
Me siento satisfecha por las cosas
positivas logradas hasta el día de hoy y espero que los niños continúen con esa
actitud hacia mí y hacia ellos mismos, pues somos una familia y cuando el
ambiente es agradable las cosas salen mejor. Obvio hay dificultades, pero son mínimas
y son más las cosas positivas.
Es más fácil sacar la parte tierna
que tienen los niños que sacar la parte apática y rebelde de
ellos con el buen trato y EDUCANDO CON AMOR Y RESPETO.
Otra experiencia muy
trascendental fue con un alumno,
el cual tenía muy malas referencias: como es perezoso no le gusta trabajar,
irresponsable, grosero, agresivo con los compañeros, vulgar y otras cosas. Aparte de aplicar la educación
con amor y respeto con él, lo senté cerca de mi escritorio y lo observaba
mucho, precisamente para evitar que me molestara a los otros compañeros o me
los tratara mal. Producto de esta observación empecé a notar que el niño
empezaba a trabajar y en cuestión de diez minutos el niño cerraba el
cuaderno o el libro y se ponía a mirar los compañeros, a hablarles, a tratar
de distraerlos; al preguntarle porque no sigues trabajando? Respondía “no se
hacer eso, no entiendo, no soy capaz o me da pereza” me ponía a conversar con él y lograba que
trabajara otro poco; pero volvía a lo mismo.
Otra cosa que observe en el niño era que
empezaba a estregarse los ojos; cuando vi que esta actitud era reiterativa le
pregunte si le molestaban los ojos y me
respondió que sí, que a veces le picaban y oras veces le molestaba para ver
bien.
Busque a la mamá y le manifesté mi inquietud con
respecto a la visión del niño le sugerí que lo llevara al médico, en un
principio la señora me respondió que ella pensaba que era pereza del niño que
ella no creía que él tuviera problemas de visión, sin embargo le insistí y le
conté todo lo que yo observaba en el
niño, la mamá aceptó y lo llevó al médico.
Resultó que el niño aparte de tener una alergia en los ojos tiene otros problemas de visión.
Al niño le mandaron lentes y tratamiento para la alergia, cuando al niño
le llegaron los lentes el cambio fue total; ya el niño quería trabajar ya
preguntaba lo que no entendía, se ponía a leer y no paraba, mejoro la letra ya
se interesaba por trabajar en equipo, lo cual no hacía antes. El niño no sabía
dividir y se le dificultaba la multiplicación, un día
les puse unos problemas que tenían división, el niño se me acerco y me
dijo: profe no soy capaz de dividir, no entiendo, ¿me explica? Lo cual
inmediatamente hice y el niño aprendió aún tengo gravada la expresión de su rostro cuando lo saque al tablero e hizo una división, esa mirada de
satisfacción, la euforia del niño y de los compañeros fue algo muy bonito y
termino en un gran abrazo. De esa experiencia queda una gran enseñanza; a veces
juzgamos los alumnos, pero no nos detenemos a mirar en el fondo de esas
criaturas el porqué de su
comportamiento y pienso que puede ser
algo que se nos está pasando por alto.
Este alumno ha cambiado mucho, los mismos compañeros lo
manifiestan y algunos profesores; la verdad me siento muy
satisfecha por haberle ayudado al niño y en general a la familia; la madre dijo estar muy agradecida, pues ella no había
notado nada raro en el niño.
En general fueron muchas la experiencia significativa que he
tenido durante este año, pero las más relevantes fueron estas dos y la que
manifesté en las evidencias con el niño Guillermo el cual tiene dificultades
para asimilar los conocimientos y cuyo trabajo este año ha sido muy productivo poniendo en practica el trabajo cooperativo.
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